Vivimos en un mundo dinámico, en donde
lo que es válido hoy, quizá mañana no tenga el mismo valor. En la actualidad, en una buena parte de la sociedad, se percibe
el deseo de aprender constantemente nuevas cosas: aprender para tener más y
mejores oportunidades; aprender para sentirnos realizados como seres
humanos.
Para satisfacer esta necesidad los
medios y procedimientos tradicionales han devenido insuficientes, tomando en
cuenta el limitado tiempo con el que contamos, entre el trabajo, la familia y
en el caso de nuestros hijos; entre el colegio y las actividades
deportivas.
Es precisamente aquí donde la EDUCACIÓN A DISTANCIA
ha mostrado mayor efectividad rompiendo las barreras del tiempo y espacio al
ofrecer métodos, técnicas y recursos que hacen más efectivo y flexible el
proceso enseñanza – aprendizaje, esto mediante el uso de tecnologías como la
radio, la televisión, el video, los sistemas de informática y el software
interactivo.
Esta nueva modalidad educativa da validez
así a los principios de educación para todos, de universalización de la
educación con calidad y equidad.
Necesitamos desarrollar una planeación que nos permita
implementar estas ventajas tecnológicas como medio de optimización de la
educación.
Pero para que todo esto sea posible debemos partir por
nosotros los docentes que aún seguimos con esa resistencia al cambio que
seguimos diciendo que “en nuestros tiempos todo era mejor”, que como ellos no
están de acuerdo con la computadora y el Internet el mundo se debe regresar al
pasado solo por que ellos le temen al futuro.
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